historia

Me llamo María Martínez y, aunque soy la cara al frente de Finca Los Pepones,  toda la familia formamos un equipo para sacar este proyecto adelante. Mi hermana, mi primo y yo pertenecemos a la 4ª generación de una familia dedicada a la agricultura que empezó cultivando cítricos, almendros, olivos y viñas y, desde hace ya unos años, aguacates y mangos.

Mi infancia estuvo siempre rodeada de verde. Recuerdo los veranos en el campo con mis abuelos y mis primos, jugando entre aguacates y almendros. Cuando hacía calor nos cobijábamos bajo la sombre de una encina enorme, nos llevábamos unas galletas y una mesa y pasábamos horas allí disfrutando de la naturaleza.

Cuando llegaba la época de las pasas mi hermana y yo nos sentábamos con mis abuelos en el porche de la casa de campo, cogíamos unas bandejas y, con unas tijeras muy pequeñas nos poníamos a cortar los rabillos de las uvas junto a ellos. Para nosotras era un juego y, a día de hoy, son de los momentos que más recuerdos tenemos.

Me encantaba acompañar a mi padre al campo y verle realizar las labores propias de la agricultura, era una manera de pasar más tiempo con él ya que trabajaba mucho. Él me inculcó el amor por este “estilo de vida” como me gusta llamarlo. Yo no me cansaba de mirar las plantas y quedar maravillada con lo especial que era cuidarlas y mimarlas para obtener después los frutos.

 Todo esto me proporcionó un estrecho contacto con la naturaleza, se convirtió en mi pasión, por lo que decidí formarme como Ingeniera Agrónoma para poder obtener el mayor conocimiento posible sobre la agricultura e intentar aprender métodos para desarrollar los cultivos de manera eficiente, proporcionando siempre el mayor beneficio posible al medio ambiente.

Cuando terminé mis estudios mi padre, Miguel, y mis tíos, José María y Ana, depositaron su confianza en mí de forma unánime y dejaron la finca Los Pepones en mis manos. De esta manera, decidí apostar por la agricultura ecológica y, con el apoyo de mi familia, la finca ha ido creciendo y dando resultados. Pertenezco a una familia muy trabajadora, que nunca ha dejado de buscar maneras para ganarse la vida y de la cual no puedo estar más orgullosa.

Me ocupo de la gestión y el desarrollo agronómico sostenible de la finca familiar de forma autónoma. Desde que el manejo de la finca es ecológico ha aumentado el número de animales autóctonos como camaleones, aves, anfibios y muchos insectos.

El equipo de la finca se ocupa de implementar lo planificado, ellos aplican el abonado, controlan el tiempo de riego, realizan el control de malas hierbas mediante la desbrozadora, el tractor o ganado, realizan los tratamientos necesarios y recolectan la fruta.

PRENSA

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